En el arte de la cerámica Shipibo, encontramos un testimonio vívido de la memoria histórica y espiritual de una cultura ancestral. El barro, maleable y generoso, es el vehículo que ha trascendido generaciones, revelando conocimientos, creencias y expresiones de un pueblo excepcional. Esta práctica, intrínsecamente arraigada en el tejido cultural de los Shipibos del Perú, resuena con la sutil melodía de la tradición, la cosmovisión y la espiritualidad.
La técnica cerámica Shipibo, un legado exclusivamente femenino, nos sumerge en un 
mundo de destreza y paciencia. La arcilla llamada “neapo”, moldeada con ceniza y fragmentos de cerámica en polvo, abre la puerta a un universo de belleza y significado. Las manos de estas hábiles artesanas generan elegantemente formas tridimensionales, infundiendo vida a cada giro y espiral. A través de la técnica “colombina”, se tejen relatos visuales que llevan consigo la profunda conexión entre el cielo y la tierra, las constelaciones y los ríos, las sendas cosmológicas de la canoa del sol.
Los motivos decorativos que adornan las creaciones Shipibo trascienden lo puramente estético. Más allá de la mera funcionalidad, las vasijas, tinajas y ollas atesoran una cosmovisión única, donde cada línea y cada matiz reflejan la armonía entre hombre y naturaleza. A través de la policromía Shipibo-Conibo, los tonos rojo, negro y crema dan vida a una narrativa visual compleja, arraigada en el profundo simbolismo de la creación y las conexiones espirituales.
El proceso de producción de la cerámica Shipibo es una danza entre la naturaleza, las manos expertas y los elementos sagrados. La recolección y preparación de diferentes arcillas, la meticulosa elaboración y modelado de cada pieza, y el elaborado proceso de cocción ponen de manifiesto la dedicación y la maestría que define a estos artesanos. Cada pieza no solo representa habilidad técnica, sino que también encarna la conexión entre lo material y lo espiritual, mediada por las creencias cósmicas y la rica simbología de la cultura Shipibo.
Arcilla cocida y dura,
alma de verdes collados, (bis)
barro y sangre de mil hombres,
sol de mis antepasados. (bis)Cuando la vida se pierda
tras una cortina de años,
vivirán a flor de tiempo
amores y desengaños. (bis)De ti nací y a ti vuelvo,
arcilla, vaso de barro. (bis)
Con mi muerte vuelvo a ti,
a tu polvo enamorado. (bis)Fragmento Musical de Cancion “Vasija de Barro – Luis A.Valencia y Gonzalo Benítez”
La significación de la cerámica Shipibo, más allá de su uso cotidiano, se manifiesta en la expresión artística, la exploración simbólica y la trascendencia cultural. Cada creación, ya sea una vasija para cocinar, un plato para comer o un cántaro para fermentar, encapsula la historia viva de un pueblo y su relación armoniosa con el entorno que los rodea.
Los diseños Shipibo emergen como una sinfonía visual, donde forma, luz y sonido se entrelazan en una coreografía única. Cada trazo lleva consigo una melodía, evocando los caminos de la vida, la convivencia comunitaria, las plantas, los animales y los ríos. Cada motivación y cada tono reflejan la narrativa personal y colectiva de una cultura que ha encontrado en la cerámica una forma de expresión infinita.
Los artistas Shipibo son mediadores entre el mundo tangible y el 
mundo de los espíritus. Cada creación es una oportunidad para plasmar sus creencias cósmicas, una oportunidad para infundir los diseños con un fuerte contenido simbólico y espiritual. La serpiente cósmica, Ronín, simboliza la esencia misma de la creación, sirviendo como hilo conductor que da ritmo y vida a cada diseño. Las líneas paralelas, los motivos octogonales, las figuras ancestrales representan un legado artístico imperecedero.
El arte Shipibo es un puente entre lo terrenal y lo etéreo, entre el ser humano y lo divino. Sus símbolos y diseños revelan una conexión trascendente con la naturaleza, con las experiencias humanas universales y con la espiritualidad que trasciende las limitaciones del tiempo y el espacio. Cada pieza de cerámica Shipibo es un testimonio eterno, una expresión de reverencia y aprecio por el arte, la cultura y la espiritual.
ELABORACION DEL BARRO
1)Preparación de la Arcilla:
Las mujeres Shipibo trabajan una arcilla llamada “neapo”, muy plástica, que se mezcla con la ceniza de la corteza del árbol apacharama y fragmentos de cerámica reducidos a polvo. Este elemento actúa como antiplástico o desgrasante, lo que requiere que las ceramistas amasen pacientemente la masa para lograr uniformidad.
2) Técnica de la “Colombina”:
Con esta técnica, se prepara una base circular con arcilla, sobre la cual se colocan tiras y espirales de material compuesto previamente. Seguidamente, se modela el objeto, alisando tanto la parte externa como la interna con un fragmento de tutumo, un fruto de la selva de cáscara muy dura.
3) Decoración e Incisiones:
Los objetos cerámicos son decorados con incisiones alrededor, realizadas con las
uñas. Los motivos decorativos incluyen líneas geométricas y diseños, mostrando una alta complejidad y elaboración. Entre diseños más elaborados figuran vasijas antropomorfas y grandes tinajas con formas de animales autóctonos, como tortugas y aves de la región.
4)Policromía Shipibo-Coniba:
La cerámica policroma Shipibo-Coniba emplea tres colores: rojo (ocre), negro y crema, que representan las variantes de arcilla utilizadas. Estas arcillas son recogidas en depósitos específicos y se preparan meticulosamente antes de su utilización.
5)Proceso de Cocción:
Las cerámicas grandes se queman al aire libre utilizando leña especial que puede alcanzar altas temperaturas, sin superar los 700 ºC. La quema final dura aproximadamente 45 minutos, requiriendo una preparación previa y escogiendo un día de sol, sin viento.
6) Acabado y Barnizado:
Una vez quemadas, las cerámicas son barnizadas con una resina natural y transparente encontrada debajo del árbol “muei”, y luego se pule nuevamente. Para impermeabilizar el interior, se utiliza brea negra del árbol algarrobo, aplicándola con herramientas específicas.
Estos pasos constituyen una visión general del proceso de elaboración de la cerámica Shipibo, que no solo es un testimonio vivo de la habilidad artística, la cosmovisión y la espiritualidad de este pueblo, sino también un vínculo esencial entre lo tangible y lo espiritual.
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